A consecuencia, quizá, de la declaración de Leonardo de
Prout, se cuestionaba la mujer, acerca de lo que había descubierto. Nunca antes
alguien la había hecho dudar tanto de su consciencia, como lo estaba haciendo
ahora Leonardo, leyendo un diagnostico que ella no creía posible.
Elizabeth había destinado su existencia al estudio del
origen del todo y finalmente había
logrado descubrir el génesis de la existencia, logró comprender la
conexión de la mente humana con el
Universo, basándose en teorías cuánticas y chamanistas en torno a la energía y
el polvo.
Poseía la verdad y se sentía libre. Pero ahora se
cuestionaba acerca de su realidad. No lograba entender por qué se encontraba en
aquel Centro Psiquiátrico. Negaba el diagnostico de esquizofrénica. Nunca pensó
que se distanciaría de la realidad, mucho menos que podría alucinar o delirar
lo que había descubierto. Y aquella negación la tomaban los psiquiatras como un
síntoma más.
Fue la divulgación de sus ideas las que la llevaron a
aquel lugar. La familia se convenció de que poseía una lesión mental,
consideraban sus ideas erróneas y fuera de lo normal. Condenaron su
inteligencia.
Pero Leonardo sabía que ella no poseía ningún daño
cerebral, la quería tener presa. No le convenía que se siguieran escuchando las
ideas de Elizabeth.
Sandy Tatiana Salgado
Soto
No hay comentarios:
Publicar un comentario